Empecemos por el
comienzo; somos anticapitalistas porque no creemos en este sistema ni lo que ello
implica en todos sus aspectos. Al sistema no se lo mejora; no se lo humaniza;
no se lo hace sustentable.
Desde ahí nos
definimos; no creemos que decir “de izquierda”, en esta fase, signifique algo.
Hay quienes se dicen de izquierda y entregan todo al capital y al imperio. No
nos definimos ni como anarquistas, ni como marxistas ni como humanistas; en
cada una de estas familias, con hechos contradictorios, existen quienes niegan
lo que pretenden ser. También existen algunos que son coherentes con su
pensamiento. No nos definimos más que anticapitalistas y estamos contra el
sistema y por una sociedad donde no haya explotados ni expoliados. Somos parte
de los explotados y expoliados.
Somos
agrupamientos organizados en células y acordamos en torno a una estrategia y
con tácticas autónomas; no creemos en unanimidades pero creemos que sin un
mínimo de cohesión y disciplina no se puede derrotar al sistema.
Elegimos el
nombre Laideti por una razón vinculada a la memoria de quienes habitaban esta
tierra antes del primer saqueo, el primer genocidio que sufrimos en esta región
del continente. Laideti es un arma pero también una luz en el cielo. No
pretendemos iluminar pero sí aportar a ver con claridad ciertas cuestiones. En
cuanto al arma, solo podemos expresar que los pueblos tienen derecho a
sublevarse; desde su conciencia a los hechos concretos hay un camino largo y
dificultoso pero la historia señala que por los caminos recorridos dentro del
sistema no se acaba con las causas que nos atan a esta suerte de esclavitud
difusa pero cierta.
Poco más que
decir.
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